Obesidad y urbanismo en ciudades de clima tropical húmedo. Método y caso en la Gran Área Metropolitana de Costa Rica

La planificación y gestión de la ciudad, podría inferir en la incidencia y prevalencia de la obesidad y, por tanto, determinar la salud cardiovascular. Nuestro entorno podría condicionar la forma en que nos movemos y socializamos, el medioambiente al que nos exponemos y la calidad del agua y dietas que consumimos (UN-Habitat & WHO, 2020). Durante décadas, las enfermedades cardiovasculares han sido la principal causa de defunción en el mundo. Según las autoridades internacionales (OMS, 2020a), las muertes se deben principalmente a los estilos de vida urbanos: más sedentarios y proclives a alimentos poco saludables. Hoy, la obesidad afecta grupos económicos y etarios cada vez más jóvenes (OPS, 2017). Reducir la obesidad se ha convertido en una prioridad sanitaria y urbana (Franco et al., 2013, 2015; Willett, 2013) (OMS, 2017), y ha sido manifiesto durante la pandemia de la COVID-19 (Bornstein et al., 2020). Generar medidas que mitiguen la obesidad y promuevan los buenos hábitos alimentarios y de actividad física, exige comprender la interrelación con de la la planificación urbana, la salud, el medioambiente y clima (HUDU, 2007). El deterioro y fragmentación dominante ha generado un panorama complejo, menos lineal y más dinámico, en el marco de vida de las ciudades, provocando fenómenos adversos multidimensionales, interconectados y universales (PNUD-ONU, 2020). En este contexto, el cambio climático se ha convertido en la mayor amenaza para la salud (Costello et al., 2009) (OPS, 2021), donde las regiones de clima cálido y húmedo resultan más vulnerables, agravado por el nexo entre la urbanización acelerada y la pérdida de biodiversidad (HARDING et al., 2019). La combinación de fenómenos como las sequias y precipitaciones intensas, tienen un impacto creciente (ECKSTEIN et al., 2021). La inseguridad alimentaria y el auge de enfermedades transmisibles es una consecuencia (Duffy et al., 2019). La mayoría vinculadas a factores de riesgo conductuales de enfermedades cardiovasculares (Fuster et al., 2014), principalmente por los estilos de vida que fomenta el entorno (OMS, 2019). El objetivo de esta investigación es determinar los condicionantes urbanos que implican sedentarismo y obesidad en una población de clima cálido húmedo. El caso de estudio se realizó en Costa Rica, en cuatro distritos centrales y urbanos del cantón de San José, ubicados en la Gran Área Metropolitana del país. El método parte de una revisión bibliográfica exhaustiva, un análisis de encuestas y recopilación de datos geográficos, que implicó la utilización de herramientas y variables adaptadas para caracterizar y evaluar el territorio. La información se integró en un sistema de información geográfica SIG, para comprender el entorno y su compleja asociación con parámetros biomédicos. El resultado mostró el grado de aptitud o de vulnerabilidad en 54 barrios de distritos de Hospital, Catedral, Merced y Carmen. La visualización cartográfica obtenida da cuenta de los puntos críticos según un grado de valores. Estos constituyen nuevos parámetros que ayudarán a monitorizar y controlar factores de riesgo como el sedentarismo y de obesidad. Además de posibilitar nuevos modelos, planes de acción a medida, adaptados al contexto local, y que podrían funcionar en regiones similares.

​La planificación y gestión de la ciudad, podría inferir en la incidencia y prevalencia de la obesidad y, por tanto, determinar la salud cardiovascular. Nuestro entorno podría condicionar la forma en que nos movemos y socializamos, el medioambiente al que nos exponemos y la calidad del agua y dietas que consumimos (UN-Habitat & WHO, 2020). Durante décadas, las enfermedades cardiovasculares han sido la principal causa de defunción en el mundo. Según las autoridades internacionales (OMS, 2020a), las muertes se deben principalmente a los estilos de vida urbanos: más sedentarios y proclives a alimentos poco saludables. Hoy, la obesidad afecta grupos económicos y etarios cada vez más jóvenes (OPS, 2017). Reducir la obesidad se ha convertido en una prioridad sanitaria y urbana (Franco et al., 2013, 2015; Willett, 2013) (OMS, 2017), y ha sido manifiesto durante la pandemia de la COVID-19 (Bornstein et al., 2020). Generar medidas que mitiguen la obesidad y promuevan los buenos hábitos alimentarios y de actividad física, exige comprender la interrelación con de la la planificación urbana, la salud, el medioambiente y clima (HUDU, 2007). El deterioro y fragmentación dominante ha generado un panorama complejo, menos lineal y más dinámico, en el marco de vida de las ciudades, provocando fenómenos adversos multidimensionales, interconectados y universales (PNUD-ONU, 2020). En este contexto, el cambio climático se ha convertido en la mayor amenaza para la salud (Costello et al., 2009) (OPS, 2021), donde las regiones de clima cálido y húmedo resultan más vulnerables, agravado por el nexo entre la urbanización acelerada y la pérdida de biodiversidad (HARDING et al., 2019). La combinación de fenómenos como las sequias y precipitaciones intensas, tienen un impacto creciente (ECKSTEIN et al., 2021). La inseguridad alimentaria y el auge de enfermedades transmisibles es una consecuencia (Duffy et al., 2019). La mayoría vinculadas a factores de riesgo conductuales de enfermedades cardiovasculares (Fuster et al., 2014), principalmente por los estilos de vida que fomenta el entorno (OMS, 2019). El objetivo de esta investigación es determinar los condicionantes urbanos que implican sedentarismo y obesidad en una población de clima cálido húmedo. El caso de estudio se realizó en Costa Rica, en cuatro distritos centrales y urbanos del cantón de San José, ubicados en la Gran Área Metropolitana del país. El método parte de una revisión bibliográfica exhaustiva, un análisis de encuestas y recopilación de datos geográficos, que implicó la utilización de herramientas y variables adaptadas para caracterizar y evaluar el territorio. La información se integró en un sistema de información geográfica SIG, para comprender el entorno y su compleja asociación con parámetros biomédicos. El resultado mostró el grado de aptitud o de vulnerabilidad en 54 barrios de distritos de Hospital, Catedral, Merced y Carmen. La visualización cartográfica obtenida da cuenta de los puntos críticos según un grado de valores. Estos constituyen nuevos parámetros que ayudarán a monitorizar y controlar factores de riesgo como el sedentarismo y de obesidad. Además de posibilitar nuevos modelos, planes de acción a medida, adaptados al contexto local, y que podrían funcionar en regiones similares. Read More