La arquitectura española vivió un resurgir a la modernidad en las décadas de 1950 y 1960. El proceso estuvo marcado por el abandono de las formas historicistas y vernáculas del primer franquismo; también, por la interacción disciplinar con las artes plásticas, en tránsito hacia la abstracción como expresión de modernidad. A través de una lectura analítica de distintas obras y acontecimientos del momento, este artículo traza las líneas de transferencias y colaboraciones entre arquitectura, pintura y escultura en ese complejo momento de relación interdisciplinar. Se trata de esbozar un ambiente de colaboración e interacción entre arquitectos y artistas singulares, que aprendieron entre ellos y propusieron otros modos de construir el ‘espacio plástico’ común de las artes.
La arquitectura española vivió un resurgir a la modernidad en las décadas de 1950 y 1960. El proceso estuvo marcado por el abandono de las formas historicistas y vernáculas del primer franquismo; también, por la interacción disciplinar con las artes plásticas, en tránsito hacia la abstracción como expresión de modernidad. A través de una lectura analítica de distintas obras y acontecimientos del momento, este artículo traza las líneas de transferencias y colaboraciones entre arquitectura, pintura y escultura en ese complejo momento de relación interdisciplinar. Se trata de esbozar un ambiente de colaboración e interacción entre arquitectos y artistas singulares, que aprendieron entre ellos y propusieron otros modos de construir el ‘espacio plástico’ común de las artes. Read More