Dentro del enfoque integral de las evaluaciones de impacto ambiental de los ciclos de vida de productos y servicios, las categorías que se analizan son muy diversas, y su valoración conjunta permite caracterizar el impacto global de una forma más precisa. El estudio de la huella de carbono (potencial de cambio climático o potencial de calentamiento global) es una evaluación de impacto que se limita a una sola categoría. A pesar de tener mucha importancia y ser la más estudiada actualmente, el ciclo de vida del producto puede provocar otros impactos ambientales igualmente relevantes, que también deben ser evaluados para orientar la toma de decisiones hacia una mejora integral.
Ante la importancia de estudiar otros impactos ambientales, se realizó una extensa búsqueda bibliográfica para recopilar datos que permitieron comparar el ciclo de vida de diferentes tecnologías de vehículos y fuentes de energía. Para ello, se seleccionaron cinco categorías de impacto ambiental, de aquellas consideradas por el método de evaluación Environmental Footprint, diferentes a la categoría relacionada con el calentamiento global. La revisión bibliográfica incluyó 29 artículos científicos seleccionados por su relevancia temática y disponibilidad de datos cuantitativos, que fueron organizados en matrices y normalizados para permitir su comparación.
El estudio comparativo incluyó dos enfoques: un análisis en términos relativos entre tecnologías y fuentes energéticas, y la identificación de la etapa del ciclo de vida con mayor impacto en cada categoría. Además, se realizó una comparación entre los resultados de este estudio y los obtenidos para la huella de carbono, y se simuló un escenario hipotético de un mix energético 100% renovable para evaluar su impacto potencial dentro del ciclo de vida de los vehículos eléctricos.
Los resultados obtenidos mostraron que el Gas Natural Comprimido (CNG) y los Gases Licuados de Petróleo (LPG) tienden a reducir el impacto ambiental en comparación con la gasolina y el diésel, debido a que su composición más simple deriva en una reducción de emisiones durante su ciclo de vida. Por otro lado, los combustibles biogénicos como el biodiésel y el bioetanol pueden incrementar los impactos ambientales en las cinco categorías elegidas, principalmente debido a su fase de cultivo, lo cual contrasta con los resultados centrados en la Huella de Carbono.
Los vehículos eléctricos, aunque prometedores en términos de reducción de emisiones directas, presentan desafíos significativos relacionados con la extracción y procesamiento de materiales para sus baterías de ion litio, lo cual compromete su desempeño en categorías como el Potencial de Toxicidad Humana y el Agotamiento de Recursos Minerales y Metálicos. Asimismo, sus efectos sobre las distintas categorías dependen fuertemente de la constitución del mix de generación eléctrica empleado para la recarga de sus baterías.
Por último, el impacto de los FCV depende del método de producción del hidrógeno, siendo el hidrógeno verde la opción que menos impacto genera. Sin embargo, esto también dependerá de la categoría de impacto ambiental que se esté analizando, ya que el hidrógeno proveniente de electrólisis puede conllevar un elevado impacto sobre el Agotamiento de Recurso Hídrico.
Por otro lado, se debe considerar que las políticas económicas, ambientales y energéticas del contexto geográfico en el que se realiza cada ACV juegan un papel crucial en los resultados obtenidos. En el contexto europeo, la mayoría de los esfuerzos se centran en reducir el impacto ambiental en la fase de uso de los vehículos, sin contemplar la transferencia de las cargas ambientales de su fase de fabricación, que conlleva una deslocalización de los impactos ambientales (tomando en cuenta que los países productores tienen políticas ambientales menos rigurosas).
En conclusión, los resultados de este estudio resaltaron la dificultad de establecer relaciones precisas entre las tecnologías de los vehículos, debido a todas las variantes en los procesos de cálculo y cuantificación de impactos en los ACV. En tal sentido, es importante continuar los esfuerzos para lograr una mayor estandarización entre ellos, que permita obtener conclusiones sobre qué escenario tecnológico es mejor para cada categoría de impacto ambiental, en el entendido de que el mejor escenario para una categoría puede no ser necesariamente el mejor para otra.
En adición, para una evaluación precisa del impacto ambiental de las tecnologías vehiculares es esencial considerar todas las categorías de impacto ambiental. Esto ayudará a orientar prácticas más sostenibles y a mejorar la estandarización de los métodos de evaluación, para una comparación más sólida entre tecnologías en diferentes contextos geográficos y energéticos.
Dentro del enfoque integral de las evaluaciones de impacto ambiental de los ciclos de vida de productos y servicios, las categorías que se analizan son muy diversas, y su valoración conjunta permite caracterizar el impacto global de una forma más precisa. El estudio de la huella de carbono (potencial de cambio climático o potencial de calentamiento global) es una evaluación de impacto que se limita a una sola categoría. A pesar de tener mucha importancia y ser la más estudiada actualmente, el ciclo de vida del producto puede provocar otros impactos ambientales igualmente relevantes, que también deben ser evaluados para orientar la toma de decisiones hacia una mejora integral.
Ante la importancia de estudiar otros impactos ambientales, se realizó una extensa búsqueda bibliográfica para recopilar datos que permitieron comparar el ciclo de vida de diferentes tecnologías de vehículos y fuentes de energía. Para ello, se seleccionaron cinco categorías de impacto ambiental, de aquellas consideradas por el método de evaluación Environmental Footprint, diferentes a la categoría relacionada con el calentamiento global. La revisión bibliográfica incluyó 29 artículos científicos seleccionados por su relevancia temática y disponibilidad de datos cuantitativos, que fueron organizados en matrices y normalizados para permitir su comparación.
El estudio comparativo incluyó dos enfoques: un análisis en términos relativos entre tecnologías y fuentes energéticas, y la identificación de la etapa del ciclo de vida con mayor impacto en cada categoría. Además, se realizó una comparación entre los resultados de este estudio y los obtenidos para la huella de carbono, y se simuló un escenario hipotético de un mix energético 100% renovable para evaluar su impacto potencial dentro del ciclo de vida de los vehículos eléctricos.
Los resultados obtenidos mostraron que el Gas Natural Comprimido (CNG) y los Gases Licuados de Petróleo (LPG) tienden a reducir el impacto ambiental en comparación con la gasolina y el diésel, debido a que su composición más simple deriva en una reducción de emisiones durante su ciclo de vida. Por otro lado, los combustibles biogénicos como el biodiésel y el bioetanol pueden incrementar los impactos ambientales en las cinco categorías elegidas, principalmente debido a su fase de cultivo, lo cual contrasta con los resultados centrados en la Huella de Carbono.
Los vehículos eléctricos, aunque prometedores en términos de reducción de emisiones directas, presentan desafíos significativos relacionados con la extracción y procesamiento de materiales para sus baterías de ion litio, lo cual compromete su desempeño en categorías como el Potencial de Toxicidad Humana y el Agotamiento de Recursos Minerales y Metálicos. Asimismo, sus efectos sobre las distintas categorías dependen fuertemente de la constitución del mix de generación eléctrica empleado para la recarga de sus baterías.
Por último, el impacto de los FCV depende del método de producción del hidrógeno, siendo el hidrógeno verde la opción que menos impacto genera. Sin embargo, esto también dependerá de la categoría de impacto ambiental que se esté analizando, ya que el hidrógeno proveniente de electrólisis puede conllevar un elevado impacto sobre el Agotamiento de Recurso Hídrico.
Por otro lado, se debe considerar que las políticas económicas, ambientales y energéticas del contexto geográfico en el que se realiza cada ACV juegan un papel crucial en los resultados obtenidos. En el contexto europeo, la mayoría de los esfuerzos se centran en reducir el impacto ambiental en la fase de uso de los vehículos, sin contemplar la transferencia de las cargas ambientales de su fase de fabricación, que conlleva una deslocalización de los impactos ambientales (tomando en cuenta que los países productores tienen políticas ambientales menos rigurosas).
En conclusión, los resultados de este estudio resaltaron la dificultad de establecer relaciones precisas entre las tecnologías de los vehículos, debido a todas las variantes en los procesos de cálculo y cuantificación de impactos en los ACV. En tal sentido, es importante continuar los esfuerzos para lograr una mayor estandarización entre ellos, que permita obtener conclusiones sobre qué escenario tecnológico es mejor para cada categoría de impacto ambiental, en el entendido de que el mejor escenario para una categoría puede no ser necesariamente el mejor para otra.
En adición, para una evaluación precisa del impacto ambiental de las tecnologías vehiculares es esencial considerar todas las categorías de impacto ambiental. Esto ayudará a orientar prácticas más sostenibles y a mejorar la estandarización de los métodos de evaluación, para una comparación más sólida entre tecnologías en diferentes contextos geográficos y energéticos. Read More