Por: *Helman Puentes
Magister en la Cadena de Suministros
Economista
Consultor Senior en SCM y Logística
helmanp@gmail.com
La certeza jurídica de las inversiones, los costos de producción incluyendo la mano de obra, las preferencias arancelarias y los beneficios económicos de las inversiones son los principales aspectos que determinan una localización o relocalización industrial. La configuración como Cadenas de Suministro Globales destaca la producción globalizada; es el ambiente dentro del que se inscribe el nearshoring.
Contando con la garantía jurídica de las inversiones y el análisis previo del riesgo país, las fuerzas que impulsan la dispersión, la agrupación o la reagrupación de producción industrial están determinadas por la necesidad que tienen las industrias para decidir las áreas de inversión en función de la existencia de facilidades, la disponibilidad de mano de obra de todos los niveles y los costos relativos, todo a favor de donde sean menores. Estos costos comprenden los directos del valor de la tierra, los inmuebles industriales, el acceso a energías de todo tipo y servicios públicos con demanda industrial. Estos elementos, junto con los salarios, el costo de capital, los subsidios implícitos o explícitos, crean el ambiente ideal para estas incursiones de capital de tipo industrial.
Las cadenas de valor mundiales (CVM) hacen referencia a la segmentación internacional de la producción, un fenómeno en el que las fases de producción se dividen en diferentes países. Incluyen la gama de actividades (diseño, producción, comercialización, distribución y apoyo al consumidor final, etc.) que se reparten entre múltiples empresas y trabajadores en distintos espacios geográficos para llevar un producto desde su concepción hasta su uso final y más allá.
Una cadena de valor mundial es la secuencia completa de actividades en las que participan actores económicos de varios países para llevar un producto al mercado. La cadena de valor mundial no solo involucra procesos de producción, sino también de preproducción y postproducción.
Lejos del proteccionismo de antaño, la producción transfronteriza ha sido posible gracias a la liberalización del comercio y la inversión. Esta posibilidad ha permitido la creación de todo tipo de empresas transnacionales que han dinamizado la reducción de los costos de transporte, los avances en la tecnología de la información, la comunicación y las innovaciones en la logística (por ejemplo, el uso masivo de la contenedorización). Aunque la producción transfronteriza en sí no es nueva, se ha expandido rápidamente en muchas industrias en las últimas décadas.
Los insumos, partes de ensamblaje y productos semiterminados cruzan varias fronteras en las diferentes etapas de producción antes de convertirse en bienes finales.
Existen múltiples ejemplos en la industria automotriz (por ejemplo, partes de ensamblaje, arneses eléctricos, tanques de gasolina, piezas de plástico, etc.) y en la industria de insumos médicos, donde la deslocalización de las fases de producción que requieren mucha mano de obra ha sido desde las economías industrializadas hacia los países en desarrollo con salarios bajos y abundante mano de obra. Sin embargo, las operaciones empresariales también se reorganizan entre las economías industrializadas, pues van y vienen a conveniencia de sus costos, la competencia, los aranceles y la rentabilidad. Además de la fragmentación y la dispersión geográfica de las actividades, una característica que distingue a estos esquemas empresariales de las anteriores oleadas de producción transfronteriza es que las actividades de producción son realizadas cada vez más por terceros sin vínculos patrimoniales, es decir, por contrato con terceros.
La secuencia de las distintas crisis ocurridas desde 2008 ha inducido a muchas empresas transnacionales y a las partes interesadas (stakeholders) en sus operaciones a reconsiderar y, en algunos casos, a cambiar sus estrategias de inversión. Como consecuencia, se han producido relocalizaciones en las cadenas de suministro, lo que sentó las bases para el debate sobre la desglobalización, y en otros casos, ajustes de las configuraciones actuales de las respectivas cadenas, lo que es particularmente significativo en el caso de México.
Con base en el modelo de agrupamiento explicado en los documentos de la CEPAL 2020, se propone que estos cambios pudieran seguir, en el transcurso de la década, cuatro posibles trayectorias: reubicación (reshoring), diversificación, regionalización (nearshoring) y replicación, en cinco industrias principales.
La primera trayectoria sería la de la reubicación (reshoring) de las inversiones en los países sede para tener cadenas más cortas, menos fragmentadas y con menos dispersión geográfica, enfocadas en industrias intensivas en capital y de alta tecnología, y tendría como efecto más desinversión y menos IED. La robótica y la automatización favorecen esta trayectoria.
Según los expertos de la CEPAL (Celso Garrido, 2022), una segunda trayectoria sería la que se desarrolla con la diversificación, principalmente en los servicios y en la manufactura avanzada, lo que ampliaría la opción a nuevos participantes en las cadenas de valor. Para muchas empresas, la opción de un segundo proveedor se presenta como una alternativa para restablecer la resiliencia de las cadenas de suministro y la capacidad para mantenerse activas ante un repentino corte del suministro. Aquí, las lecciones aprendidas con el Covid-19 y la crisis de los semiconductores son fundamentales.
La tercera trayectoria se basaría en la regionalización (nearshoring), que permitiría cadenas más cortas al tiempo que mantiene los niveles de fragmentación, pero geográficamente cercanos. Este sería el caso de los movimientos e inversiones de empresas estadounidenses hacia México desde Asia o Europa con miras a acercarse a las matrices ubicadas en los Estados Unidos.
Por último, el informe de Garrido (2022) menciona que la replicación se enfoca en manufacturas distribuidas que operan con una red de instalaciones replicadas en el territorio, próximas a los puntos de consumo y coordinadas mediante tecnologías de la información. Estas manufacturas tienen habitualmente cadenas de valor cortas con etapas de producción agrupadas que se repiten en diversas localidades.
La felicidad llega en estos procesos: unos llegan, algunos se van y otros vuelven a reagruparse como parte de la globalización de las cadenas de valor, con su impacto sobre la producción, los factores productivos y el consumo creciente.
Por: *Helman Puentes Magister en la Cadena de Suministros Economista Consultor Senior en SCM y Logística helmanp@gmail.com La certeza jurídica Read More