Javier Milei acaba de cumplir un año en el Gobierno, período por el cual corresponde realizar una evaluación del ciclo, en parte por lo actuado durante la gestión pero también por cómo la sociedad argentina ha transitado estos 12 meses.
En la generosa biblioteca de la política existe una definición según la cual los paises democráticos -es decir, aquellos donde hay elecciones libres- siempre actúan de manera procíclica. Algo así como la fuga hacia adelante cuando las cosas no resultan como el inconsciente colectivo esperaba.
Con bemoles, la Argentina transita por esa caracterización. La llegada de Milei al poder fue una enorme fuga hacia adelante de una Nación que terminó el ciclo kirchnerista vaciada de esperanza y expectativas. Quizá ese sea hasta hoy el principal soporte político de Milei, cuya llegada a la Casa Rosada se produjo en el contexto de una debilidad institucional sin precedentes.
Milei ha demostrado, antes que nada y por encima de todo, que tiene una firme vocación de poder, muy lejos de esa horfandad en la que se concibió su espacio. Con unos pocos parlamentarios de diverso origen y de convicciones pegadas con saliva, el libertario ha conseguido gobernar y generar expectativas para la continuidad de su administración. Eso solo es de un valor extraordinario para sus condiciones de origen.
En segundo lugar podrían evaluarse los resultados obtenidos hasta ahora por su gobierno. Si el principal flagelo de cualquier economía es la inflación, la caída conseguida en ese índice le otorga una nítida luz verde a la estrategia. Hay quienes con algún apuro ya presagian que en las próximas elecciones cosechará esa siembra. Veremos. Pero ese reseteo ya ha sido hecho y le permite al conjunto de la sociedad operar en sus actividades sobre una realidad más certera que la precedente.
El plan muestra todavía muchos nudos desatados en medio de un enorme sacrificio de parte de los argentinos para soportarlo. El caso más notable es el de los haberes de jubilados y pensionados que se llevaron la peor parte del ajuste.
Otra deficiencia pasa por la lenta recuperación del nivel de actividad. Recién a fin de 2025 el país estaría parado en el umbral de 2023. Necesita la economía de una mayor velocidad regenerativa porque de lo contrario la presión puede hacer crujir gran parte de lo conseguido. El tema es cómo hacerlo sin borrar con el codo lo escrito en este año de Gobierno.
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Javier Milei acaba de cumplir un año en el Gobierno, período por el cual corresponde realizar una evaluación del ciclo, en parte por lo actuado durante la gestión pero también por cómo la sociedad argentina ha transitado estos 12 meses. En la generosa biblioteca de la política existe una definición según la cual los paises
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