La satanización del Mantenimiento Correctivo

Introducción

La demonización o satanización es la técnica retórica e ideológica de desinformación o alteración de hechos y descripciones que consiste tal y como lo define la RAE en : «Atribuir a alguien o algo cualidades o intenciones en extremo perversas o diabólicas».

Cuando se habla de mantenimiento correctivo, generalmente nos trasladamos al concepto de ineficiencia, pensamos en organizaciones reactivas, altos impactos en producción, accidentes catastróficos con daños al ambiente o a la seguridad o pérdidas económicas, entre otros pensamientos negativos, sin embargo analizando la simple lógica y transformando la  falla de un activo en el riesgo que pueda representar para el negocio mediante el análisis de probabilidad de falla y sus consecuencias financieras (Impacto en seguridad +impacto ambiental+ impacto en costos de restitución +impacto en producción diferida) , significa que cada falla que se presenta en nuestros activos, ya tiene un impacto establecido en cuanto riesgo se refiere, esto según la regla de Pareto la cual nos propone que existe un 20% de los equipos que encierran el 80% del riesgo o visto desde otra perspectiva existen un 80% de los equipos que encierran el 20% del riesgo total.

De acuerdo con lo anteriormente planteado y tomando en cuenta que el máximo aprovechamiento de un activo se logra llevándolo a la falla, que es donde realmente utilizamos el 100% de la vida útil del componente, desde mi apreciación personal existen tres puntos de vistas que debemos analizar si queremos aportar valor desde la perspectiva del mantenimiento correctivo:

De acuerdo con la regla de Pareto, es necesario que identifiquemos ese 80% de equipos que encierran el 20% del riesgo restante, no los olvidemos o dejemos de estudiar, porque identificándolos claramente podemos justificar el direccionamiento de los recursos hacia quienes realmente lo necesitan, apoyados en el análisis del riesgo que representan.

La lógica nos dice que no tenemos recursos económicos suficientes para atender bajo la misma eficiencia de cero fallas al 100% de los activos.

Cuando un equipo se deja fallar, estamos aprovechando al máximo su vida útil, lo que se refleja en beneficios económicos a la organización.

Dichas premisas nos conducen a la necesidad de redireccionar recursos hacia donde realmente nos duele y entender que existen un alto número de activos que por no tener consecuencias o porque sus consecuencias de fallas pueden ser tolerables, podemos dejarlos fallar, obteniendo con esto el beneficio del máximo aprovechamiento de la vida útil de un gran porcentaje de activos.

La normativa internacional vs el Mantenimiento Correctivo

Cuando analizamos la normativa internacional vigente podemos encontrarnos sorpresas, en cuanto a los criterios de tolerancia hacia la política dejar fallar, mantenimiento correctivo, o run to failure como generalmente también se conoce, lo cierto es que en la gran mayoría de los casos debido a la mala imagen que esta palabra  tiene, desconocemos que es una política de manejo de falla válida y recomendada por la normativa internacional vigente, esto simplemente obedece a que tenemos una imagen preformada de que el mantenimiento correctivo es sinónimo de altos impactos en producción, accidentes catastróficos con daños al ambiente o a la seguridad, pérdidas económicas, entre otros pensamientos negativos, ¿pero realmente esto cierto?

Veamos lo que proponen algunos estándares importantes sobre la política dejar falla :

El estándar ISO 14224 RECOLECCIÓN E INTERCAMBIO DE DATOS DE CONFIABILIDAD Y MANTENIMIENTO DE EQUIPOS, uno de los estándares más usados y respetados en el mundo de los ingenieros de confiabilidad y mantenimiento nos establece que existen dos categorías básicas de mantenimiento:

Aquellas que se  realizan para prevenir que un ítem caiga en estado de falla (mantenimiento Preventivo)

Aquellas que se realizan para corregir un ítem después de la falla (mantenimiento correctivo)

 Es decir que definitivamente el correctivo es una categoría de mantenimiento valida, considerada en la normativa internacional, ya que como su nombre lo indica es efectuar la acción de mantenimiento post falla, y al mismo tiempo establece que puede ser inmediato o diferido.  Dejando entrever claramente que así como a nivel de nuestra salud, existen dos tipos de colesterol  el  LDL, o lipoproteínas de baja densidad, es llamado a veces colesterol “malo”. Y el  HDL, o lipoproteínas de alta densidad, es llamado a veces colesterol “bueno”, haciendo un símil podemos decir que existen dos tipos de mantenimiento correctivo, el correctivo planificado que se consideraría el bueno y el correctivo de emergencia el que debemos evitar seria el malo.

A continuación podemos constatar esto en la figura 6 categorías de mantenimiento en la pagina 50 del estándar ISO 14224. 2016

Imagen tomada del standard ISO 14224 Petroleum, petrochemical and natural gas industries —Collection and exchange of reliability and maintenance data for equipment (ISO 14224:2016)

Imagen tomada del del documento mejores prácticas de la SMRP, edición 2020. página 118

El documento asociado a las mejores practicas de mantenimiento y confiabilidad propuestas por la SMRP (Society for Maintenance & Reliability Professionals, en su documento BEST PRACTICES 6th EDICTON 2020, específicamente las mejores prácticas asociadas al pilar 5 GERENCIA DEL TRABAJO DE MANTENIMIENTO, establece por consenso  entre el estándar Europeo UNE EN 15341 y la SMRP que el 55% del tiempo de la organización de mantenimiento debería estar dedicado a las actividades de mantenimiento correctivo, dando un margen del 50% a actividades correctivas planificadas que provienen de los programas de mantenimiento basado en condición más las que provienen en si de fallas no criticas asociadas a equipos de bajo nivel de riesgo y que fueron definidas en función del nivel de tolerancia al riesgo de la organización.

Es importante resaltar que nunca tendremos control sobre el 100% de las fallas que ocurrirán, siempre habrá fallas de impactos superiores a los permitidos, que ameritarán reacción inmediata de la organización de mantenimiento, denominadas actividades de emergencia o respuesta inmediata, tomando en cuenta lo anteriormente planteado, El documento Best practices estableció como mejor practica que alrededor del 5% de las actividades correctivas de la organización de mantenimiento deberán estar asociadas a correctivo no programado o de emergencia, esto solo será posible si y solo si contamos con un programa de mantenimiento basado en condición poderoso, bien definido y con recursos asignados, que permita disminuir al máximo la incertidumbre sobre la condición de los activos.

Imagen tomada del del documento mejores prácticas de la SMRP, edición 2020. página 118

El tercer estándar que traigo a colación es la SAE JA 1012, este estándar nos planteas los criterios que debe tener la práctica del Mantenimiento Centrado en Confiabilidad (RCM) , por lo que su cumplimiento define lo que es un RCM o no, muy pocos profesionales conocen que operar hasta la falla es una política de mantenimiento valida, de acuerdo con este estándar , quien nos plantea la existencia de 4 políticas validas, dejar fallar es una de cuatro opciones:

Imagen adaptada por assetconsulting crc del estándar SAE JA 1012

El estándar SAE JA 1012, establece que cualquier política de dejar fallar que se seleccione deberá satisfacer los siguientes criterios:

“En los casos en que la falla esté oculta y no haya una tarea programada apropiada, la falla múltiple asociada NO deberá tener consecuencias para la seguridad o el medio ambiente o el negocio”.

“En los casos en que la falla sea evidente y no haya una tarea programada apropiada, el modo de falla asociado NO debe tener consecuencias para la seguridad o el medio ambiente o el negocio”.

“Cuando NO se puede encontrar una tarea proactiva rentable para fallas con consecuencias operativas o no operativas”.

Conclusiones

Se ha podido validar por tres estándares diferentes y reconocidos a nivel mundial, que dejar fallar es una política de mantenimiento válida, que debemos reconocer como tal y que debe considerarse su aplicación para que el mantenimiento pueda ser económicamente viable.

La aplicación de esta política de dejar fallar un activo, parte de tener claro el concepto de tolerancia al riesgo de falla, por esa razón debemos poder transformar en unidades monetarias los impactos de la falla y en base a ellos establecer el nivel de riesgo o pérdidas que estamos dispuestos a aceptar.

Los estándares ISO 14224, SAE JA 1012 y el documento BEST PRACTICES de la SMRP nos han mostrado los criterios asociados a las mejores prácticas en el área de mantenimiento y confiabilidad, donde se habla que un 50% del trabajo diario asociado actividades de la organización de mantenimiento debe estar dedicado a actividades de mantenimiento correctivo programado, considerando entonces que un gran porcentajes de estas actividades provienen de los resultados del mantenimiento basado en condición y del análisis del impacto aceptado por la falla que se estableció en el nivel de tolerancia al riesgo de la organización.

Cuando analizamos el concepto de gestión de activos propuesto por el estándar ISO 55000, nos damos cuenta de que existen muchas oportunidades de generar valor o evitar destruirlo, cuando aplicamos adecuadamente la política dejar fallar podemos estar aportando mucho valor a nuestro negocio, por lo que debemos dejar de satanizarla y entender claramente que es una política tan válida como cualquier otra.

Bibliografía

MAINTENANCE &REALIABILITY BODY OF KNOWLEDGE. SMRP BEST PRACTICES 6ta Editión. 2009-2020

ISO 14224. Collection of reliability and maintenance data for equipment.2016

SAE JA1011: Evaluation Criteria for Reliability-Centered Maintenance (RCM) Processes. 2011

SAE JA1012: A Guide to the Reliability-Centered Maintenance (RCM) Standard

Autor: Robinson Medina
Líder de proyectos de mejora de proactividad para Latinoamérica – IME Industry Maintenance Engineering

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